Hoy viernes 25 de enero, el académico del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM abrió la serie de charlas contempladas en el programa de actividades del Encuentro de Son Jarocho. Homenaje a la Virgen de la Candelaria y a la memoria de Don Esteban Utrera, en el Aula Magna José Vasconcelos del Centro Nacional de las Artes (Cenart).

Agregó que los sones a finales del siglo XVIII  ya estaban regionalizados, y que fue a partir de los años 70, derivado de un encuentro de son jarocho en 1978, que dicha música tradicional “volvió por sus fueros”, pero que actualmente está en un horizonte de crisis, estilos y agotamiento musical.

“El son jarocho a nivel cuantitativo crece, pero a nivel cualitativo está en crisis al no haber avance. La expansión de ejecutantes ha aumentado pero con un nivel de estancamiento. […] Si queremos desarrollar el son jarocho se necesita de música escrita, ya no se puede seguir enseñando de oídas, esa raíz es buena y está ahí, pero sólo se puede construir a partir de la música escrita”.

Apuntó, que no se cree totalmente  que los artistas populares sean buenos, aunque no lean música, pero que serían mejores si lo hicieran. “Creo que es la única puerta para el desarrollo de este género, si no abrimos esta puerta seguiremos girando en lo tradicional y hay que dar un paso adelante en las fusiones”.
 
El lingüista, músico e historiador indicó que los sones de la tierra surgieron de la cultura hispanoamericana y el imperio español, mismo que sufrió una transformación de todo tipo incluyendo la distinción entre el lenguaje castellano y el español.

Mencionó que en la construcción de lo que hoy se conoce como música mexicana, intervienen aspectos importantes como la diferencia entre lo popular y lo tradicional, y que se dividió en tres momentos: “el primero como culto de música escrita; el segundo de música que recorría todo el imperio y se volvía popular de manera general; y el tercero, derivado de una acumulación de influencias”. 

El investigador del INAH agregó que el son jarocho se derivó de varios elementos como la música antigua, anterior a la revolución musical del Renacimiento y a aspectos orientales de la España del siglo XIII. 

Finalmente, en su plática, abordó temas sobre las afinaciones de la jarana y otros tipos de música tradicional como el fandango, indicó que para comprender los sones de la tierra es importante conocer lo rural y lo urbano, que al final se convierten en un mestizaje musical donde las personas adoptan lo que más les gusta. 

En ese sentido, comentó que las ciudades de la Nueva España fueron importantes para la creación de los sones principalmente en Puebla, Guadalajara, Guanajuato, Valladolid y Oaxaca; y que la mayor parte de estas músicas regionales y tradicionales eran ágrafas (no poseen escritura), refiriéndose a que los músicos  aprendieron de oídas transmitiéndola de generación en generación. 

El Encuentro de Son Jarocho continuará el sábado 26 y el domingo 27 de enero en el Centro Nacional de las Artes e incluye mesas redondas y conciertos. Entrada libre. Para conocer el programa completo consulte: www.cenart.gob.mx/2013/01/encuentro-de-son-jarocho/

Información: DAF

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