Como un intento por llenar el vacío sobre los "golpes de Estado liberales" que Maximiliano realizó durante sus diversas giras de gobierno por diversas regiones del país, definieron Konrad Ratz y Amparo Gómez Tepexicuapan al libro Los viajes de Maximiliano (1864-1867), en el que se reúnen nuevas evidencias históricas en torno a esas visitas con un claro trasfondo político.

La obra, editada por la Dirección General de Publicaciones del Conaculta,  fue presentada la noche del martes 12 de febrero en el Alcázar del Castillo de Chapultepec, con la asistencia de la autora, el escritor Vicente Quirarte, las investigadoras Patricia Galeana y C.M. Mayo, Salvador Rueda Smithers, director del Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec, así como la presentación de un comentario enviado por Konrad Ratz desde Viena.

De acuerdo con Amparo Gómez Tepexicuapan esta investigación se inició como una tesis de maestría, pero se definió hasta que tuvo la oportunidad de conocer al doctor Konrad Ratz cuando viajó a México para presentar una de sus investigaciones.

"Fue entonces que en nuestras charlas surgió el tema de este libro, así como el término de Golpes de Estado para referirse a la manera como Maximiliano cambiaba de funcionarios durante sus viajes”.

La autora recordó varias anécdotas que ocurrieron a Maximiliano en estos recorridos, como aquella cuando bautiza a un niño indígena que le obsequiaron como regalo, así como la enfermedad de anginas que contrae, además de la primera vez que saborea el pulque y los gusanos de maguey, afirmando que son manjares dignos de cualquier cena de palacio.

"Él ordena, por ejemplo, que se mande pintar un retrato de Miguel Hidalgo para celebrar el grito de independencia, pero además hay otras anécdotas, como su encuentro en Cuernavaca con Carlota, donde reciben la noticia de la muerte del rey Leopoldo I, padre de la emperatriz".

Durante la presentación se proyectó un mensaje enviado desde Viena por Konrad Ratz, en el que señaló que este estudio muestra claramente los fines políticos de estos viajes, inscritos dentro del programa de gobierno de los emperadores, teniendo como modelo a José II,  monarca que también era un gran viajero.

"La prensa mexicana de aquel tiempo como El pájaro verde y El diario del Imperio, cubrían los viajes del emperador y sus textos fueron de gran importancia para enriquecer este trabajo, pero además sus viajes quedaron testimoniados por la correspondencia, donde a menudo el emperador describe el júbilo con el que era recibido en varias regiones".

El especialista explicó que en sus travesías Maximiliano nunca tuvo tiempo para escribir un diario, por lo que este volumen puede ser tomado como una reconstrucción de su perspectiva.

"Al aceptar la corona él prometió crear en México instituciones claramente liberales, siendo estos viajes, además de un instrumento político,  a menudo una manera de escapar a situaciones insostenibles".

Salvador Rueda Smithers, director del Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec, dijo que esta obra tiene un parentesco con uno de los primeros textos publicados después del periodo en que gobernó el emperador llegado a México, y titulado Memorias de Maximiliano, que apareció en  1869.

"Se unen así estas dos obras en las efemérides mostrando los destinos de sus protagonistas a causa de sus decisiones y aportando un material de gran valor a los actuales y futuros investigadores".

La académica Patricia Galeana indicó que Konrad Ratz es el tercer investigador que ha trabajado los archivos de Maximiliano en Viena, haciendo una labor espléndida para dar un panorama mas amplio del segundo imperio.

"Incluso hizo la traducción del juicio de Maximiliano, además de ser autor de numerosas obras comoMaximiliano en Querétaro y Correspondencia entre Maximiliano y Carlota en la que hecha por tierra los rumores con respecto a su mala relación”.

Aseguró que este libro se destaca por su gran amenidad, analizando toda la prensa que refiere los acontecimientos de esos 200 días, mostrando que sus viajes tuvieron como objetivo tratar de legitimar al imperio más allá de la frivolidad que se le achacaba.

"No se podía gobernar este inmenso país desde el Castillo de Chapultepec, siendo estos viajes una herramienta para lograr metas económicas y tratar de establecer un proyecto social y legislativo, entre ellos el fomentar la educación gratuita, crear la beneficencia pública y lanzar decretos traducidos al náhuatl".

Agregó que hay datos muy interesantes que se desprenden de sus viajes “a los que llama pequeños golpes de estado, y que tenían, según sus palabras, el fin de quitar a funcionarios cangrejos y colocar en su lugar a liberales, organizando en cada ocasión bailes para tratar de reconciliar las diversas tendencias políticas, sin duda un libro que todos van a disfrutar por todo lo que aporta".

La investigadora C.M. Mayo se refirió a Los viajes de Maximiliano (1864-1867), como un tributo a la historia y  un documento que aporta a las nuevas generaciones información meticulosa, acompañada de ilustraciones de gran calidad.

"Lo ocurrido con Maximiliano fue un acontecimiento transnacional en el que estuvieron involucrados varios países y culturas, representando todos los documentos en torno al caso una verdadera torre de Babel".

Aseguró que a la complejidad casi bizantina de ese periodo, se añade que tanto Maximiliano como Carlota viajaban constantemente, siendo este material una ventana para imaginar la cornucopia en torno a todo lo que envolvía a esos traslados.

"Para el verano de 1886 sostener el imperio era casi imposible, siendo éste el primer libro que se ocupa de eso viajes que representaron un rompecabezas histórico, no siendo pocas las anécdotas en torno a ellos, incluyendo la de la adopción del niño Agustín de Iturbide, un capítulo que ha quedado en el misterio y que al analizar esta obra uno llega a la conclusión de que en realidad habrían sido muy pocas las veces en que el muchacho se reunió con la pareja".

Finalmente, Vicente Quirarte recordó que fueron tres años los que duró la estancia de Maximiliano entre los mexicanos, un breve lapso entre los acontecimientos del siglo XIX, pero dejando una profunda huella en el recuerdo.

"Resulta inevitable establecer un paralelo entre Juárez y Maximiliano, pues una figura amplifica a la otra, tan solo recordar cuando los dos en diversos puntos del país celebran la Independencia".

Dijo que Maximiliano es una figura poderosa en su individualidad, siendo no obstante para muchos un desconocido y dueño de una personalidad tan fascinante como contradictoria.

"Este libro ofrece una de las menos estudiadas vertientes de Maximiliano: sus viajes por México que reconstruyen detalles ocultos para la forja de nuestra verdadera nacionalidad, llevándonos de la mano a recorrer las perspectivas y personajes mirados por este personaje".

Los viajes de Maximiliano (1864-1867), editado por la Dirección General de Publicaciones del Conaculta, puede adquirirse en las librerías Educal de todo el país.

Información: HBL