A pesar de su actividad tan efímera, el Teatro de Ulises, sentó las bases del teatro experimental en México“, así lo consideró el actor y dramaturgo, Luis Mario Moncada en el marco de la sesión para celebrar el 85 aniversario del grupo experimental, realizada este martes 9 de abril en  la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

“Había talento, intuición teatral enorme,  bagaje cultural, conocimiento de la literatura…Fue un grupo que existió por menos de seis meses y el conjunto de sus funciones es posible que no lo hayan visto más de 500 espectadores, siendo una de sus intenciones la de renovar el repertorio teatral”. 

El ganador del Premio Juan Ruiz de Alarcón, agregó que gracias a este movimiento, el teatro se estableció como una disciplina artística en la que se propuso una actoralidad distinta a la de los grandes teatros. 

Anécdotas, recuerdos y momentos entrañables aportados por el investigador Néstor López Aldeco, la académica y periodista Carmen Galindo y el académico, Alejandro Ortiz Bullé, se sumaron al encuentro para reflexionar sobre el espacio surgido en enero de 1928 en el que participaron intelectuales como Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, Gilberto Owen, Celestino Gorostiza y Antonieta Rivas Mercado. 

Para la licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas, Taydé Acosta, la idea fundacional del Teatro de Ulises era formar una compañía teatral con la finalidad de introducir en México un repertorio moderno con obras recientes y extranjeras que dieran como resultado un teatro más serio y de calidad.

Y es que a finales de la década de los veinte, la situación del teatro era adversa pues había una fórmula gastada con influencia del teatro español que  exigía a los actores usar el modo castizo en los diálogos y un apuntador que provocaba producciones deficientes.

“Había que formar un nuevo público teatral en México, dar a conocer obras que las empresas comerciales no se atrevían a montar, sacudir las telarañas del viejo teatro a la española”, consideró el maestro Néstor López Aldeco.

De acuerdo con el profesor  Alejandro Ortiz, el Teatro de Ulises fue una gran experiencia de renovación teatral, no necesariamente de vanguardia, que por las circunstancias y las personalidades que lo conformaron, generó una enorme influencia en otros movimientos culturales.

“Tuvo eco en Poesía en Voz Alta que dio origen a directores como Héctor Mendoza, José Luis Ibáñez, Juan José Gurrola; pintores escenógrafos como Leonora Carrington y Juan Soriano o dramaturgos como Elena Garro, Octavio Paz y Carlos Solórzano”.

Explicó que otro de sus legados fue un constante espíritu de renovación, búsqueda y pasión por los nuevos lenguajes, el impulso al teatro de arte, la reivindicación del arte del escenógrafo y nuevos lenguajes en la dramaturgia mexicana.

La periodista Carmen Galindo consideró que el Teatro de Ulises reunió a la generación de intelectuales que más tarde se darían a conocer bajo el nombre de “Los Contemporáneos”.

“Obras de autores como Jean Cocteau, Eugene O´Neill, Roger Marx, Charles Vildrac, Lord Dunsany y H. L. Lenormand, entre otros, fueron las que se montaron en ese teatro dedicado a difundir la vanguardia teatral del mundo, según ha escrito el crítico e historiador mexicano José Luis Martínez”.

Información: CGP

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