La conferencia México en la Convención sobre la Diversidad Cultural: mirada al futuro, impartida por Julia Patricia Fernández Robinson, de la Dirección de Cooperación Cultural Internacional del Conaculta, y la charla La diversidad de las expresiones culturales y los desafíos de la Convención de 2005 ofrecida por Alcira Sandoval, del Sector Cultura de la Oficina UNESCO Quito, integraron el panel denominado Diversidad cultural.

Tales actividades se realizaron durante el encuentro Convenciones UNESCO: Una visión articulada desde Iberoamérica, efectuado este martes 22 de octubre en el auditorio José Luis Sánchez Bribiesca, de la Torre de Ingeniera en Ciudad Universitaria.

La plática inició con la intervención de Alcira Sandoval, quien hizo un breve recorrido histórico sobre la convención, creada en el año 2005, sobre diversidad cultural, de la cual dijo “es una de las más desconocidas pero también la más reciente”.

La especialista de programas y responsable del Sector Cultura reveló que la UNESCO tiene 195 estados miembros, ocho miembros asociados y siete convenciones relacionadas con el ámbito cultural y de patrimonio: Convención Universal sobre Derecho de Autor (1952; 1971); Protección del patrimonio cultural en caso de conflicto armado (1954); Prohibir e impedir importación, exportación y transferencia ilícitas de bienes culturales (1970). 

Además de la Protección del patrimonio cultural y natural (1972); Protección del patrimonio cultural subacuático (2001); Salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial (2003) y Protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales (2005).

Alcira Sandoval detalló que el preámbulo de la Declaración Universal sobre Diversidad Cultural de la UNESCO surgió en 2001, año en el que se establece: “La cultura debe ser vista como el conjunto de características espirituales, materiales, intelectuales y emocionales distintivas de una sociedad o de un grupos social, conjunto que engloba, además del arte y la literatura, estilos de vida, formas de convivencia, sistemas de valores, tradiciones y creencias”.

Comentó que el rol de la UNESCO, en 60 años, es el impulsar la transformación de la cultura, donde destaca el papel desarrollado en la década de los 50 y 60 cuando se amplió el concepto de producción de arte a la inclusión de identidad cultural y en este momento es cuando esta organización reconoce al igual la dignidad de cada cultura.

Añadió que en los años 70 y 80 se habló del nexo entre cultura y desarrollo para la cooperación internacional y la solidaridad con los países en desarrollo, en esta época la UNESCO promovió el préstamo recíproco entre países y sociedades, generó asociaciones, bases de igualdad y apoyó el desarrollo económico y social entre países más o menos desarrollados.

Detalló que en los años 80 y 90 fue un periodo en donde se habló de las aspiraciones de las bases culturales en la construcción de democracias. Aquí la UNESCO promovió una conciencia sobre discriminación y exclusión de minorías haciendo énfasis en las poblaciones autóctonas e inmigrantes.

En los años 90 y 2000 comenzó un diálogo entre culturas y civilizaciones, se empieza a hablar de la diversidad como el patrimonio común y en este momento nace la Declaración Universal sobre Diversidad Cultural. Aquí la UNESCO trata de satisfacer las necesidades de sociedades plurales contra globalización.

Patricia Fernández Robinson habló de los antecedentes de la Convención de 2005, “empezando por la encomienda que le da la Organización de Naciones Unidas a la UNESCO para propiciar entre sus propósitos y funciones la necesidad de asegurar a sus estados miembros la independencia, integridad y la fecundidad de la diversidad de sus culturas.

La directora de Cooperación Cultural Internacional expuso varios momentos claves para entender el objetivo de la Convención de 2005: en 1995 se generó el reporte mundial de la UNESCO sobre Cultura y Desarrollo “Nuestra Diversidad Creativa”, donde se plantea la necesidad de una nueva ética mundial. 

En 1998, año en que nace la conferencia intergubernamental sobre Políticas Culturales para su desarrollo, y el año 2001, que es cuando se genera la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural, “la que reconoce por primera como patrimonio común de la humanidad cuyo respeto debe estar vinculado a la dignidad humana.

“En este documento también se plantea la noción de la diversidad en un sentido de pluralidad, la cual es indispensable para el ejercicio de las libertades”. 

Patricia Fernández Robinson comentó que por diversidad cultural se refiere a las expresiones culturales, “lo cual garantiza que todos los ciudadanos, especialmente los artistas, profesionales de la cultura y profesionales creativos puedan crear, reproducir, difundir y disfrutar de la diversidad de los bienes y servicios culturales”.

Además, explicó cuáles son esas expresiones culturales y qué implicaciones tienen dentro de  la Convención para la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales. 

“Se concibe a las expresiones culturales como las manifestaciones de creatividad de los individuos y de los grupos sociales transmitidas, gracias a la palabra (literatura, cuentos, poesía), el sonido (música), la imagen (fotografía, cine) sea cual sea su soporte (impresos, audiovisuales, digitales), el movimiento corporal (danza, teatro) y a través de un objeto (escultura, pintura).

Gracias a estas manifestaciones –añadió- se empezó a concebir la cultura como algo no estático, sino más bien como un proceso continuo, flexible y cambiante que remodela el patrimonio cultural tangible e intangible, al tiempo que revela su diversidad mediante la invención de nuevas formas de expresión.

“A partir de esto se pone énfasis en la necesidad de reconocer que los bienes y servicios culturales transmiten identidad, valores y significados y en consecuencia no pueden ser considerados simples mercancías o productos de consumo, a pesar de que tengan un valor económico importante. 

“Así, todo los Estados deben adoptar las medidas apropiadas para proteger y promover la diversidad de las expresiones culturales y asegurar la libre circulación de las ideas y de los productos”. 

Alcira Sandoval habló de las medidas y políticas culturales que los Estados deben apoyar para que todo el mundo tenga acceso al disfrute y distribución de las expresiones culturales. 

Comentó que son todas aquellas acciones de los Estados cuya finalidad es ejercer un efecto directo en la creación, producción, difusión, distribución de los bienes y servicios culturales y el acceso a ellos en todos los niveles.

Puso como ejemplo los servicios culturales: música, escultura, libros, pintura, teatro, servicios bibliotecarios, películas, servicios de museos, conciertos, fotografía, festivales, danza y representaciones culturales, los cuales dijo “tienen una cadena de producción cultural: creación, producción, difusión/distribución y disfrute/acceso”.  

La especialista indicó que la Convención para la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales pretende la protección y promoción de éstas y crea un contexto propicio en el que dichas expresiones puedan ser afirmadas y renovadas en beneficio de todas las sociedades.

“Así la gestión de la cultura sería la siguiente: fortalecer la diversidad de las expresiones culturales, crear un ambiente adecuado para su producción, colaboración internacional, crear e implementar políticas culturales, integrar la cultura en todos los niveles de desarrollo y adicionalmente que los Estados promuevan la apertura hacia otras culturas del mundo y evitar la folclorización o “estigmatización” de sus propias expresiones culturales”. 

Alcira Sandoval también comentó los desafíos de esta Convención: políticas y medidas en materia de cultura para apoyar la creación; producción, distribución, difusión y disfrute de bienes y servicios culturales; la cooperación internacional y medidas de trato preferente (movilidad de artistas, acceso al mercado, fortalecimiento de industrias culturales); integración de la cultura en políticas de desarrollo sostenible.

“Además se debe promover la protección de expresiones culturales en peligro de desaparición; sensibilizar a la sociedad civil; adoptar medidas y políticas para sustentar la creatividad; apoyar la distribución de bienes y servicios culturales; promover al acceso del público en la vida cultural; revaluar las estrategias de cooperación internacional y la conciencia sobre el potencial de la cultura en el desarrollo económico”. 

Información: LCL

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