Quien asiste a mis clases debe respetar la profesión de un músico, entender que sólo con muchas horas de trabajo, esfuerzo, disciplina y carácter se puede llegar a ser un músico profesional, quien no lo entienda, no tiene nada que hacer conmigo, subrayó la maestra de viola Gellya Dubrova.

La académica ha sido maestra de músicos destacados como Cuauhtémoc Rivera, Javier Montiel, David Espinosa e Iván López Reynoso, así como de innumerables generaciones de cuerdistas en México, y este año cumple más de cuatro décadas dedicadas a la docencia, motivo por el cual el Sistema Nacional de Fomento Musical  del Conaculta ha organizado un homenaje en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes los días 22 y 23 de febrero.

Dentro de la escena musical en México Gellya Dubrova ocupa un lugar importante no sólo por haber formado a muchos músicos de renombre en la actualidad, sino por su labor social y su interés porque los músicos mexicanos alcanzaran el profesionalismo. Ella gestionó las primeras becas para que jóvenes con talento musical se fueran becados a Moscú (entonces capital de la disuelta URSS) a continuar sus estudios profesionales.

“De México sólo conocía lo que veía en los libros de Fenimore Cooper, caballos, sombreros, machetes y pistolas, pero al llegar aquí me percaté que este país, no es sólo como lo pintan, tiene mucho talento. En la música hay personas virtuosas, sólo que se deben encaminar, disciplinar: formar su carácter para todo, para la vida, simplemente”, expresó Dubrova, quien refirió que llegó por primera vez al país en 1975, en el marco de la firma de un convenio de intercambio cultural entre México y la entonces Unión Soviética.

Entre 1975 y principios de los ochenta, México no tenía escuelas de enseñanza musical que formaran violinistas y violistas profesionales, por ello Manuel Enríquez, compositor mexicano y entonces director del Conservatorio Nacional de Música la invitó a quedarse en el país para iniciar este proceso. En esa época fue miembro y solista de la sección de violas de la Orquesta Sinfónica Nacional de México, así como integrante del cuarteto México, y participó en Festivales Internacionales como Las Américas, 100 de Casals y Minería.

Trabajó desde cero con muchos jóvenes mexicanos, pero en su opinión, cinco años de trabajo no eran suficientes para llegar a la profesionalización. “Aunque la migración de docentes y músicos había iniciado  ‒el fin de la Guerra Fría y los cambios políticos y sociales que se anunciaban en Rusia‒ había pocos maestros en México que concluyeran este proceso. Fue así como en 1982 inicié las gestiones para que estos muchachos se fueran becados a Rusia a terminar sus estudios. Fue una labor compleja pero se logró con ayuda de Jorge Castañeda, entonces secretario de Relaciones Exteriores”.

“Ser músico profesional y sobre todo cuerdista es muy difícil. Requiere mucha paciencia y horas de entrenamiento; como un deportista necesita fortalecer sus músculos para realizar movimientos que no se utilizan de manera cotidiana”, expresó Gellya Dubrova.

“No soy sólo maestra de viola. Mi propósito es enseñar para la vida; forjar el carácter en mis alumnos, inculcarles disciplina, esfuerzo y muchas horas de trabajo, porque quiero transmitirles lo importante que es no perder el tiempo, que si se quiere ser músico se debe pensar en el futuro, porque el desempeño en esta profesión les garantizará su futuro, su vida”.

En este sentido, explicó que no se debe elegir a la ligera cuál instrumento ejecutar, “la viola es un instrumento complicado, es un instrumento más grande y pesado que el violín, el timbre es como de mezzosoprano. El violín luce, tiene un timbre más brillante y responde más rápido. La viola no es un instrumento de virtuosismo, es un instrumento de música y canto”.

“Mi compromiso como docente es guiar a los jóvenes e incentivarlos para superarse día a día como músicos y personas; que ellos comprendan que ser un buen músico implica forjar el carácter con bases humanísticas y culturales, por eso ninguno de mis alumnos debe presentarse a mi clase sin antes haber estudiado y sobre todo haber aprendido a convivir con sus colegas y ser respetuoso con el tiempo de los demás”, señaló la académica.

“Hace tiempo llegó a mi casa un sobre en ruso, con una invitación para un concierto del Cuarteto Nacional de Rumania, donde un miembro de la agrupación que fue mi alumno en 1970, me escribió lo siguiente: Maestra llevó 40 años buscándola por todo el mundo para decirle que si yo no la hubiera tenido a usted como maestra, hoy no estaría aquí. Eso, me hace llorar”, expuso Gellya Dubrova.

El Homenaje a Gellya Dubrova tendrá lugar el sábado 22, a las 14:00 horas, en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes, donde se presentará un ensamble de cuerdas, integrado por miembros del Conservatorio de las Rosas de Morelia, Michoacán; y el domingo 23 de febrero, a las 18:00 horas, en el mismo recinto, la Orquesta Escuela Carlos Chávez interpretará obras de Bach, Mozart, Beethoven, Shostakovich y Händel, ente otros, con la dirección de Luis Samuel Saloma. La entrada será libre a los dos conciertos.

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