Juan O’Gorman inauguró la arquitectura moderna en México, con la primera obra funcionalista en América Latina que realizó a los 24 años: la casa-estudio de Palmas 81, que significó la creación de un nuevo lenguaje, siguiendo las ideas de Le Corbusier.

“La casa que construí causó sensación porque jamás se había visto en México una construcción en la que la forma fuera completamente derivada de la función utilitaria. Las instalaciones, tanto la eléctrica como la sanitaria, estaban aparentes. Las losas de concreto, sin enyesado. Solamente los muros de barro, block y de tabique estaban aplanados. Los tinacos eran visibles sobre la azotea. No había pretiles en la azotea y toda la construcción se hizo con el mínimo posible de trabajo y gastos de dinero. En México no se había hecho una casa puramente funcional”, señalaba el arquitecto.

Nacido el 6 de julio de 1905 en Coyoacán, hijo del pintor irlandés Cecil Crawford O’Gorman y de Encarnación O’Gorman Moreno, estudió en la Facultad de Arquitectura de la UNAM y complementó su formación con estudios de ingeniería.

Atraído de manera radical por la corriente funcionalista, que buscaba la satisfacción de las necesidades funcionales y el máximo aprovechamiento de los recursos económicos, dirigió la construcción de 24 escuelas y la reparación de otras 29, con estructura funcionalista.

Así, Juan O’Gorman concebía a la arquitectura como una adaptación a las exigencias sociales, por lo que sus obras se caracterizaron por el empleo de cemento armado, exteriores asimétricos y una constante búsqueda de aire y luz.

Su estrecha amistad con Diego Rivera y Frida Kahlo lo llevó a construir la casa-estudio de estos pintores entre 1931 y 1932 en la zona de San Ángel. Se trata de inmuebles cúbicos de estilo modernista, con estudios amplios, iluminados y de techos altos.

Aunque la pintura comenzó como una actividad lúdica en sus momentos de ocio, poco a poco se convirtió en la ocupación habitual de O’Gorman.

En cuanto a su obra pictórica, la más celebrada por su creatividad, técnica constructiva y dimensiones, son los murales de 4 mil metros cuadrados que recubren las cuatro caras del edificio de la Biblioteca Central de Ciudad Universitaria de la UNAM.

Son mosaicos hechos con millones de piedras de colores procedentes de todo el país que, en el lado norte, representan el pasado prehispánico de México, el sur, la etapa colonial, mientras que el muro oriente presenta el mundo contemporáneo y el poniente está dedicado a la universidad y al México actual.

Su pintura es de corte realista pero también detallista cargada de fantasía, donde refleja sus inquietudes sociales y nacionalistas. En sus obras de caballete destacan Recuerdo de los remedios (1943), La ciudad de México (1949) y Autorretrato (1950).

De sus murales, con los que Juan O’Gorman quería conseguir una comunicación directa con el pueblo de México, se pueden mencionar Historia de la aviación (1937) que se encuentra en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez en el DF, Alegoría de las comunicaciones (1953) en la sede de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Cuauhtémoc redivivo (1956) en un hotel de Taxco y Retablo de la Independencia (1960-1961) del Museo Nacional de Historia.

Juan O’Gorman fue galardonado con el Premio Nacional de Artes en 1972. Sus restos permanecen en la Rotonda de las Personas Ilustres.

Información: AGB

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