Existe una técnica teatral poco empleada y un tanto olvidada. Se trata del teatro documental, movimiento que aborda temas sociales a partir de hechos verídicos.
 
Es así que el creador escénico Rafael López Evans emprendió el proyecto El actor como etnólogo: posibilidades y límites del teatro documental, beneficiario del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico (PECDA) del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Sonora (FECAS), Categorías Tradicionales 2013-2014, en conjunto con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
 
“El principal objetivo del teatro documental es eliminar la falta de verdad, el documento es lo más importante, la base fundamental para la creación y la representación”, explicó Rafael López en entrevista con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
 
Como parte del proyecto, el beneficiario en la categoría de Jóvenes Creadores llevó a cabo tres laboratorios de creación escénica gratuitos en Navojoa, Ciudad Obregón y Hermosillo, respectivamente, con la finalidad de recopilar material para crear un montaje.
 
“Propuse la figura del actor más como un ejecutor de dispositivos que como intérprete de la representación tradicional con la línea aristotélica de tiempo-acción-espacio. En este caso se trata del dispositivo, el objeto y el documento para saber qué piensa el artista ante cierto tema y así crear su propio discurso”.
 
El resultado en cada uno de los laboratorios en los que participaron 15 actores en cada municipio fue el descubrimiento de lenguajes propios y una cosmovisión distinta a pesar de estar en el mismo estado.
 
“Descubrí que el teatro no es un lenguaje tan habitual sobre todo en el sur de Sonora, incluso no se ven obras tan fácilmente. Me di cuenta que los intérpretes quieren decir lo mismo de diferente forma, pero también descubrí la doble moral, el machismo desde la mujer y el poder religioso tan fuerte”.
 
Después de esta experiencia se impartieron conferencias a partir de un hecho escénico en el que se ofreció un adelanto de lo que podría presentarse como producto final.
 
Actualmente, Rafael López está concentrado en el montaje a partir de la selección de 10 intérpretes (dos de Navojoa, cuatro de Ciudad Obregón y cuatro de Hermosillo) elegidos por su alto nivel creativo y discursivo.
 
“Por el momento trabajamos vía electrónica, tienen una tarea semanal, hacen entrevistas documentales, investigación de campo y el próximo 7 de septiembre tenemos una reunión en Hermosillo con todos los integrantes”.
 
Los temas que hasta ahora se perfilan son la Alerta Amber y el miedo a crecer y adquirir responsabilidades, por lo que se espera hacer una pequeña apología con el cuento de Peter Pan y el País de nunca jamás.
 
La intención es que la obra se presente en una temporada de 20 funciones gratuitas en espacios poco convencionales del Teatro de la Ciudad de Hermosillo y así eliminar la idea del teatro dentro del teatro.
 
El artista escénico reconoció que a pesar de que en Sonora los temas son muy ricos, interesantes y hay mucho que decir, aún no se emplean las técnicas del teatro documental.
 
“Creo que los intérpretes del norte tiene muy poco acceso a capacitarse, salir y viajar, y si logra hacerlo ya no regresan. En mi caso, me di cuenta que debí regresar desde hace mucho porque hay gente que desea crear lenguajes propios y hay muchas cosas por explorar”.
 
Como parte del proyecto El actor como etnólogo: posibilidades y límites del teatro documental, Rafael López también realizó una intervención escénica en las calles de Navojoa.
 
“Hay una alarma desde los años cincuenta que suena a las 6 de la tarde, la gente ya está acostumbrada y pasa desapercibida, para mí es como un residuo de lo que ha sido la ciudad y quise hacer una intervención a ese sonido tan poético que está siempre presente”. 
 
Sobre el ser beneficiario del PECDA en Sonora, señaló que económicamente le ha permitido comprar materiales necesarios para la creación de dispositivos escénicos como el testimonial, el video y el circuito cerrado, además de abrir espacios y el interés de las personas en un proyecto abalado por una institución cultural.
 
“Con este proyecto quisiera que mis alumnos se muevan desde esta otra forma de hacer teatro porque no es la única ni la mejor, pero permite crear discursos propios frente a maneras que todavía son muy conservadoras en el arte escénico”, concluyó Rafael López Evans.

Información: CGP

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