Nueva York.- A la hora de comenzar un guión cinematográfico hay que conocer todos los contextos y cómo han cambiado los lenguajes narrativos y estructurales en los últimos años, afirma la cineasta y guionista Julia Solomonoff, quien recientemente participó en Michoacán en el Taller de guión cinematográfico Cine Qua Non Lab convocado por el Festival Internacional de Cine de Morelia.

“Fue una experiencia formidable que me permitió retroalimentarme con muchos cineastas que participaron en la convocatoria. Las sesiones fueron de varios días en la comunidad de Tzintzuntzan, donde uno prácticamente está aislado, pues no hay internet, no hay distractores; todo es tranquilidad y trabajo… trabajo muy fructífero”.

Originaria de Argentina, Solomonoff ha realizado como directora dos largometrajes Hermanas (2004) y El último verano de la Boyita (2009). Actualmente radica en Nueva York donde imparte clases en la Universidad de Columbia, además de encontrarse inmersa en la preparación de su tercer largometraje que llevará por título Nadie nos mira.

Afirmó que esta pausa para participar en Cine Qua Non Lab, del 10 al 23 de agosto pasado, representó una oportunidad para conocer también el talento que existe en México en cuanto a la construcción de historias para la pantalla grande.

“No podría decir que trabajé con alumnos, sino con cineastas profesionales que están desarrollando su primer o segundo largometraje como guionistas y a veces también como directores. Para mí fue interesante ser parte de un proceso de creación y sobre todo de un taller que está pensado no desde el punto de vista del mercado, sino en la necesidad del propio guionista”.

Recordó que por su experiencia personal sabe perfectamente lo difícil que es el proceso de escribir un guión y la manera como hay que sortear los diferentes problemas narrativos y estructurales que se presentan.

“Es un proceso que requiere de mucha humanidad y comprensión para el creador. En el taller se contó con la dirección de Christina Lazardi, quien estuvo nominada al Oscar por un cortometraje que realizó y también da clases en la Universidad de Columbia. Ella aportó al taller una dinámica muy importante en la que se revisaba una primera versión de guión, se definían contenidos y se trazaban algunas líneas a seguir e incluso probar direcciones nuevas, a veces eso genera mucho miedo en los escritores, pero es parte de la retroalimentación”.

Dijo que en el taller Cine Qua Non Lab se trabaja intensamente durante las dos semanas que dura e incluso el ambiente propicia que cada escritor se cuestione acerca de sus motivaciones, del porqué escribe tal historia.

“Todos los escritores y guionistas tenemos resistencias y también motivos que nos llevan a hacer cosas, algunas nos impulsan y otras nos frenan, por esos en un taller es tan importante tener a alguien sólido que nos ayude a ver nuestros propios puntos ciegos, porque a veces entre más personal es el trabajo, es difícil percatarse de lo que en realidad están viendo otros y lo que están percibiendo de la historia de uno”.

Julia Solomonoff describió la residencia como un valioso diálogo creativo en el que se trata de capturar ante todo la semilla original de lo que da lugar a un buen guión.

“Lo que sentí más valioso de este encuentro es la profundidad con la que se estudiaba cada historia y cada guión, había una generosidad general para analizar el trabajo de otros”.

Como creadora, Solomonoff considera que hoy el público es más sofisticado en cuanto a su lenguaje visual, pues recibe información mucho más rápido.

“He percibido que en la creación de guión existe hoy mucha más resistencia a algo que se llama exposición, pues hoy la información la toma el público mucho más rápido que hace 40 años, por ello más que datos, creo que lo que ha evolucionado en el guión es la manera de acercarse de forma más sensible a un personaje”.

No obstante, la guionista se niega a hablar en términos evolutivos del guión cinematográfico, pues en su opinión hay películas increíbles que se hicieron hace más de 50 años y no hay manera de mejorarlas.

“No podemos decir que un guión realizado en 2014 es mejor que uno realizado en 1950. La película El tercer hombre, por ejemplo, es una historia maravillosa, profunda, muy compleja, en la que no hay una sensación evolutiva de que el guión es mejor hoy que ayer; sin embargo, lo que sí ha cambiado es el lenguaje, en cierta forma se ha agilizado, aunque en este contexto también debemos preguntarnos dónde nos detenemos para explorar a cierto personaje y situación”.

Finalmente, Julia Solomonoff afirmó que el taller Cine Qua Non Lab permite a los participante explorar su propio interior como creadores a través de la desconexión del mundo exterior y teniendo la vista del lago de Tzintzuntzan como algo que los enriquece.

“Que yo recuerde ni siquiera tenía teléfono, es muy preciado no sólo el lugar donde se llevan a cabo las actividades, sino también tener ese tiempo para probar en la intimidad distintos caminos de una historia; este taller es, ante todo eso, una invitación para profundizar en el proceso creativo”.

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