Nueva York.- La artista Marisol Escobar tuvo siempre un nexo muy fuerte con la cultura mexicana y sus tradiciones, sobre todo el Día de Muertos, de donde surgió mucha de la estética de sus obras escultóricas, afirmó la célebre curadora Marina Paccini, quien fue la encargada de montar la primera gran retrospectiva en Nueva York de esta artista considerada por Andy Warhol como “uno de los más perfectos ejemplos femeninos en el arte”.
 
Con seis salas monumentales del Museo del Barrio de Central Park dedicadas a mostrar la obra de esta artista venezolana, la exposición Marisol Pops New York, inaugurada durante octubre, se encuentra ya entre las más importantes de finales de 2014 en la Gran Manzana,  y podrá ser admirada hasta el 10 de enero, en la emblemática sede del 1230 de la Quinta Avenida.
 
En entrevista exclusiva para Conaculta, Marina Paccini, quien es curadora en jefe del Memphis Brooks Museum of Art, afirmó que fueron más de dos años de trabajo para poder conjuntar todas las piezas que conforman esta muestra, pero además para crear un discurso curatorial que dejara en claro la profunda influencia que Marisol tuvo de culturas como la de México y otros países.
 
“En los años sesenta Marisol apareció en dos películas realizadas por Andy Warhol, Trece hermosas jóvenes y El beso,  y rápidamente se convirtió en un puente entre el arte latinoamericano y la famosa Fábrica, fundada por el genio de peluca blanca Andy Warhol, quien al igual que Roy Lichtenstein tuvo una gran influencia en ella”.
 
Sobre los antecedentes de la artista, Marina Paccini refirió que Marisol nació en París el 22 de mayo de 1930 con el nombre de María Sol Escobar. Fue hija de una acaudalada familia venezolana y creció entre Estados Unidos y Caracas hasta finalizar su educación secundaria. Viajó a París para estudiar pintura y finalmente se mudó a Nueva York en  1951.
 
“Fue en 1954 cuando comenzó a crear escultura, pero sería hasta 1957 cuando su primera exposición individual se montó  en la galería Leo Castelli y las buenas críticas la describían como una artista que tenía todo el fulgor de América Latina en sus venas”.
 
La curadora mencionó que al iniciar la década de los sesenta Marisol Escobar se sumergió completamente en la realización de las obras por las cuales es más conocida: cajas de madera  a las que agregaba moldes de yeso de distintas partes del cuerpo, y a las cuales vestía con ropa, gafas de sol y adornaba con accesorios como tazones de plástico.
 
“A veces estas esculturas las situaba sobre una base de césped artificial o en espejos. Sus temas como artista nunca cambiaron e incluyen los roles de la mujer en la sociedad, la familia y la crítica política a través de la representación de personajes poderosos o momentos históricos”.
 
Marina Paccini explicó que además de México y sus calaveras, también está presente en la obra de Marisol un complejo entretejido de influencias que van del neo-dadaísmo, el arte popular estadounidense y el arte precolombino.
 
Mientras recorre las diversas salas de la galería del Museo del Barrio, Marina Paccini asegura que por los diversos intereses que ha tenido Marisol Escobar a lo largo de su carrera en las artes plásticas, se puede hablar no de periodos artísticos sino de reinvenciones.
 
“En los años setenta sus obras tomaron un nuevo curso y comenzó a tallar en madera esculturas de peces y a crear dibujos de gran tamaño con un profundo toque personal. También creó Artist and Artistes, una serie muy interesante que tenía como objetivo celebrar a personajes legendarios como Pablo Picasso”.
 
La especialista recordó que al llegar la década de los noventa nuevamente surgió otro rostro artístico de Marisol, quien se orientó hacia los pueblos nativos americanos y comenzó a producir retratos y esculturas talladas sobre superficies planas con colores muy brillantes.
 
“La mayoría de estos retratos se basan en imágenes tomadas a finales del siglo XIX por Edward Curtis y David Frances Barry. Estas obras son de las más recordadas de la trayectoria artística de Marisol y retratan a los nativos en momentos de crisis y transición después de haber sufrido pérdidas catastróficas y de ser confinados a tierras marginales para la preservación de su cultura e idiomas tradicionales”.
 
Marina Paccini precisó que en la exposición se incluye también una de las obras más controversiales de Marisol titulada El Funeral, creada en 1996 y basada tanto en el asesinato de John F. Kennedy como en su familia.
 
“Marisol decía que esta obra realizada en óleo y crayón sobre madera fue inspirada al ver en televisión el funeral de Kennedy y la imagen de su pequeño hijo John presente, la conmovía la expresión de su cara, una desesperación que por lo general los niños no tienen. Decía que la pieza tenía que ser pequeña, porque si algo se mira desde la distancia siempre aparece pequeño, aunque en realidad lo más poderoso de esta pieza es que quería representar también la unidad familiar”.
 
Precisamente este es, en opinión de la curadora, uno de los temas más importantes de la obra de Marisol y de esta exposición, pues la familia fue representada por la artista con numerosas técnicas, desde obras de pintura, esculturas hasta cajas similares a cajones tipográficos que llenaba con figuras modeladas en terracota.
 
“Para Marisol la familia era un tema fértil que tenía el poder de abrir las puertas y las perspectivas hacia temas como la historia del arte, la vida contemporánea, los temas de género, la política social, pero sobre todo hacia su identidad. Marisol se centró en la familia durante muchos años y su enfoque varía de juguetón y caprichoso a crítico y satírico, a veces en una misma obra”.
 
La exposición Marisol Pops New York se presenta hasta el 10 de enero de 2015 en el Museo del Barrio, ubicado en 1230 de la Quinta Avenida, en Manhattan, Nueva York.
 

Información: HBL

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