Como un encuentro para la difusión de la narración oral y la literatura en espacios de intercambio artístico y cultural, el 26 Festival del Foro Internacional de Narradores Orales Cuéntalee inició la mañana de este domingo 19 de julio en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

El evento reunió a representantes de diferentes nacionalidades: Marcela Sabio, de Argentina; Alexandra Beugnet, de Francia; Rubén Corbett, de Panamá, y Moisés Mendelewicz, de Costa Rica, quienes  compartieron sus historias con el público. 

Armando Trejo, director general del Foro Internacional de Narración Oral (FINO), señaló que el protagonista no es el narrador, sino el cuento y los asistentes que acuden a escuchar las historias es como si las estuvieran leyendo en la voz y los gestos del narrador que lo cuenta.

“Lo más importante es que apelamos a su imaginario y a su creatividad. Es un arte que cada vez más recupera su jerarquía. En los tiempos de las tribus el personaje más importante y más respetado después del guerrero y el jefe era el cuentero, porque tenía el don de la palabra y mantenía los usos y costumbres junto con la identidad; por eso la importancia de recuperarlo ahora de una manera artística y estética que no es un divertimento, sino un arte en sí mismo”.

Destacó que  el público se ha incrementado de manera considerable a lo largo de la historia del festival y ha existido una preocupación por tener continuidad con la presencia de narradores profesionales con una formación sólida.

En ese sentido, Armando Trejo aseguró que en el último año ha aumentado el número de jóvenes narradores universitarios, gracias a un programa impulsado en conjunto con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Esto permite un encuentro intergeneracional con los alumnos de los talleres del FINO La voz de la memoria y Temprano cuentan los abuelos, conformado por adultos mayores, quienes han actualizado tanto su gusto por la literatura contemporánea como por escribir sus nuevas historias.

“El festival está enfocado a un público de jóvenes y adultos, porque creemos que se había perdido la figura de un narrador en este sector, mientras los niños cuentan con una amplio número de cuentacuentos. La narración oral no tiene que ver sólo con los niños”.

Un aspecto importante es que la mayoría de la gente tiene los recursos y las herramientas para ser cuentacuentos, pues sólo se necesita la palabra, la voz y el gesto, sin necesidad de teatralizar o memorizar.

“Sólo hay que tener una formación y base sólida de ciertas técnicas para mantener un discurso que se reinventa y se improvisa a partir de un texto sin que esté memorizado. No es un monólogo, no hay que declamar, aunque sí hay que ensayar para practicar y presentarlo en público”.

Algunos de los espacios culturales y académicos que albergarán al festival hasta el 25 de julio serán el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia y la Capilla Alfonsina, del INBA, el Instituto Mora, Palacio Nacional, el Centro Cultural de España, el Centro Cultural Bella Época del Fondo de Cultura Económica; la Casa de la Primera Imprenta de la Universidad Autónoma Metropolitana, el Museo Casa de Carranza del Instituto Nacional de Antropología e Historia, el Faro de Oriente y el Papalote Museo del Niño.

En el marco de la inauguración de la edición 26 Festival Internacional de Narración Oral Cuéntalee se entregaron los reconocimientos FINO-México a las investigadoras y narradoras orales Elsa Oralia González, de México, y Graciela Anzola de Venezuela.

El público abarrotó la Sala Manuel M. Ponce, por lo que los cuentacuentos también ofrecieron sus relatos en la Sala Adomo Boari.

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