Dodo, libro por el que Karen Villeda obtuvo el Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 2013, está dotado de una fuerza emotiva e impresionante, “tiene algo de infantil y al mismo tiempo de muy siniestro”, comentó la escritora Carmen Villoro, durante la presentación de la obra, dentro del programa de actividades de la Dirección General de Publicaciones (DGP) del Conaculta en la 27 Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.

Carmen Villoro, poeta y narradora, refirió que la obra de Karen Villeda, publicada por el Fondo Editorial Tierra Adentro, se puede leer como si fuera un sueño en el que cosas de piratas, mitológicas, historias de marineros, la vida trágica en los barcos, islas, hacen pensar en las crónicas de viaje y diarios de marinos.

Se trata de un texto con una combinación extraña, muy interesante, en la que el ave endémica de las islas Mauricio, el Dodo, arquetipo de especie extinta por causa de los seres humanos, aparece como metáfora de muchas cosas.

“Dodo es un poema, pero es un cuento, o es un sueño, y también es un diario o el relato de un hecho real o todo junto. A partir de la enumeración de elementos dispersos en cada una de las páginas, y de la repetición de ellos a lo largo del libro, la autora va haciendo aparecer una historia como si se tratara de un paisaje cubierto por la bruma”, pero que se va abriendo, despejando, hasta dejarnos verlo como si fuera un cuadro, describió Carmen Villoro.

Todos los textos en la obra ganadora del Premio Elías Nandino, son pequeñas prosas poéticas que parecen islas, en las que existen los señuelos para contar un argumento: una escuadra holandesa en una isla, Mauricio, en el año 1598 donde se hallan aves que no pueden volar; trinquete pescante, aguja de marear, sacos, brazos, dedos, espaldas, arcabuces, un catalejo y 14 cañones, tulipanes y un adiós, una navaja desafilada, y el mareo, enumeró Villoro.

“Las imágenes nos van llevando mar adentro entre roces y pleitos, con sexo y muerte en cubierta, sed y enfermedad, entre rivales y sobrevivientes. Tenemos un encuentro: el dodo, pájaro bueno, pájaro tonto, ave inútil que no sabe defenderse, naturaleza extinta. Hay en esta historia huesos; un pantano que guarda los fósiles de tantas aves muertas; hay una huella, escritura anterior al reino de los hombres y sin embargo terminamos de leer el libro y en realidad no sabemos qué pasó”.

“Pero no importa, como en los sueños la historia no es lineal. La parte por el todo altera el argumento, hace confuso el guión, nos deja en ese territorio intermedio entre la realidad y la ficción en donde todas las lecturas son posibles.

“Dodo es el recuerdo y el presagio de un mundo fantástico y terrible que a todos pertenece, basta mirar la huella para reconocer nuestra memoria, nos asusta y fascina este delirio”, concluyó Villoro.

Karen Villeda comentó que el tema de su poemario surgió porque siempre le ha parecido fascinante la figura del dodo.

“Porque para mí representaba un símbolo de violencia, básicamente esta especie desaparece en menos de un siglo cuando llega el hombre a la isla de Mauricio. Y sobre todo, considere que esta figura me podría servir para explorar en el lenguaje e indagar esa cuestión de la violencia en la humanidad, que era mi tema de interés en ese momento”, dijo la autora tlaxcalteca.

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