Reportero, crítico de cine, corresponsal e incluso fotoperiodista en España, son algunas de las facetas poco conocidas del escritor, filósofo, ensayista y poeta mexicano Alfonso Reyes, las cuales desarrolló en una de las épocas más difíciles de su vida (1914-1921).
 
Estos aspectos son abordados en el libro Un informante en el olvido: Alfonso Reyes de Marcos Daniel Aguilar, que la noche del jueves 30 de mayo se presentó en la terraza del Museo del Estanquillo. Colecciones Carlos Monsiváis. 
 
En la presentación, moderada por la responsable de la Colección Periodismo Cultural, Mireya Vega, participaron: el doctor, profesor e investigador Alberto Enríquez Perea; el escritor Armando González Torres; el prologuista del libro, cuentista, ensayista y articulista Jorge F. Hernández;  el escritor y jefe de redacción de la revista Playboy México Adán Medellín y el autor.
 
Adán Medellín leyó su texto Un informante que recuerda en donde destacó que Marcos Daniel Aguilar es un apasionado de Alfonso Reyes al que ve como un espíritu joven y cercano, como un compañero de banca y generación al que lee como si estuviera presente para entender los problemas que hoy le atañen.
 
“Escribe sobre el regiomontano como el escritor y pensador mexicano más visionario del siglo XX. Para Daniel, Reyes es una de las primeras versiones y acaso una de las más acabadas del multinstrumentista literario mexicano. Para él, Reyes es un polígrafo, un gran abanico de letras, escritor, periodista, narrador, ensayista, filósofo y poeta”, señaló Adán Medellín.
 
Añadió que el libro de Marcos Daniel Aguilar transmite la imagen de Alfonso Reyes “en proceso, que empieza a subir su montaña mágica y se cocina desde las mesas de plomo”, desde la observación común y cotidiana. Un hombre joven con las dudas de su tiempo, influido por la Primera Guerra Mundial, que se marchó al extranjero tras la oleada revolucionaria.
 
“Un Reyes desempleado que encuentra un trabajo, el polígrafo en el acto de construirse. El de un viajero en Francia que transita por la calle antes de que él mismo se convirtiera en una calle, o más bien, en una avenida inmensa que atraviesa las entrañas del mapa literario nacional que a veces de tan amplio y abarcador parece no querer dejarnos jugar”, refirió Adán Medellín.
 
Armando González Torres comentó que Un informante en el olvido: Alfonso Reyes, es un libro que aborda uno de los oficios seminales de Reyes: el periodismo, donde se desempeñó y en donde desplegó mucha de su inteligencia creativa y de su excelencia literaria.
 
“Marcos presenta en este libro las distintas y aparentemente insólitas facetas de Alfonso Reyes como periodista, entrevistador, reportero, articulista de opinión, reseñista, crítico cinematográfico, al historiador del periodismo y hasta al fotorreportero”, apuntó González Torres.
 
Destacó que se trata de un libro didáctico que da ejemplos de la soltura con que Alfonso Reyes se desempeñó en los diversos subgéneros periodísticos, de las cualidades del Reyes periodista, de sus aportaciones y originalidad.
 
“Es una novela de formación que parte de la relatoría de los trabajos periodísticos de Reyes para revivir el exilio del escritor, su breve estancia en Francia, su huida ante el estallido de la guerra mundial, sus primeros y dificilísimos meses en Madrid. Para narrar la vida de un cachorro de la élite que por las coyunturas de la vida se convierte en un talachero intelectual”, indicó el autor de Las guerras culturales de Octavio Paz.
 
Alberto Enríquez, en tanto, comentó que el libro desde sus primeras páginas lleva de la mano al lector para conducirlo a uno de los mundos más fascinantes de Alfonso Reyes: el periodismo, del cual fue uno de los grandes maestros.
 
“Es una gran obra de un joven estudioso y prácticamente del periodismo, la cual expone la génesis de Reyes en esta profesión: entre 1905 y 1913, cuando el joven regiomontano andaba entre los 15 y 23 años, es decir, ocho fructíferos años de hacer talacha y de cortar y pegar, los cuales Aguilar bautiza como su etapa mexicana”.
 
El investigador añadió que uno de los elementos destacados de este texto es que entrega dos sorpresas al lector: permite conocer la fecha del primero y segundo trabajos realizados por Alfonso Reyes entre el 21 y 24 de marzo de 1905 y la forma en que hizo historia de los medios de comunicación, es decir, historia del periodismo desde el periodismo.
 
“En las páginas –añadió Alberto Enríquez– vemos como Reyes es una adelantado de su tiempo, es decir, lo que muchos teóricos nos dirán en estos tiempos de que los medios de comunicación y el periodismo se están convirtiendo en una sonaja de los hechos, que se encargan de aturdir con información y que no dejan tiempo para pensar y preferir, dice Reyes, eso ya se sabe desde que yo escribía”.
 
Por su parte, Jorge F. Hernández consideró que el libro permite conocer el mundo de Alfonso Reyes que es muy parecido al actual. Además de que es un texto en donde su autor “supo sacarle al periodista la adrenalina, y la forma en que trabajó Reyes sus notas en las que se preocupa por responder quién, cómo, cuándo, dónde y muy de vez en cuando, con mucho cuidado, el por qué”.
 
Detalló que es un texto que permite imaginar a Alfonso Reyes caminando por Madrid, a una persona que vive en esta ciudad como si fuera madrileño y que tuvo mucho tacto para no andar preguntando “los por qué”.
 
“Nos permite conocer a don Alfonso como una persona que tuvo mucha paciencia, la generosidad de ponerse como ejemplo de lo que nos interesa a todos ver en  las mejores versiones de los mexicanos: que hay que ser provechosamente nacionales y generosamente universales”.
 
La presentación concluyó con la participación de Marcos Daniel, quien leyó un breve texto sobre cómo se imaginó que conoció a Alfonso Reyes.
 
“La primera vez que lo vi fue en su estudio en la colonia Condesa, estaba enfrente de una computadora, lo note un poco molesto, como nervioso, diría yo. Se encontraba abriendo su cuenta de Twitter, ahora que las redes sociales se han puesto de moda para comunicar las ideas”.
 
Añadió que en aquella ocasión el escritor le comentó que no entendía del todo el concepto de Twitteratura, a pesar de que desde hace tiempo él mismo se dedicaba a alimentar su blog en www.monterrey.blogspot.com.
 
“Entonces me pidió que me sentara un momento mientras consultaba su cuenta @areyes. Primero comenzó retwitteando pero me percaté que cada día utilizaba su cuenta con mayor frecuencia”.
 
Marcos Daniel detalló en este texto, que en sus ojos notó un brillo sonriente, jubiloso producido, quizá, porque Twitter le hizo comprender que esta herramienta web algún día transformará no sólo a la literatura, sino también la forma de comunicarse.
 
“No lo sé, pero no descarto esta última posibilidad pues adelantarse a su tiempo siempre ha sido parte de su labor como intelectual. Han pasado algunos meses desde este encuentro con Alfonso, ahora estoy enfrente de mi computadora y miro en mi página que @areyes acaba de publicar su primer tweet: Viajero has llegado a la región más transparente del aire”.

Información: LCL

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